ESTAS son las palabras que habló Moisés á todo Israel de esta parte del Jordán en el desierto, en el llano delante del mar Bermejo, entre Parán, y Thopel, y Labán, y Haseroth, y Dizahab.
Y fué, que á los cuarenta años, en el mes undécimo, al primero del mes, Moisés habló á los hijos de Israel conforme á todas las cosas que el Altísimo le había mandado acerca de ellos;
Volveos, partíos é id al monte del Amorrheo, y á todas sus comarcas, en el llano, en el monte, y en los valles, y al mediodía, y á la costa de la mar, á la tierra del Cananeo, y el Líbano, hasta el gran río, el río Eufrates.
Mirad, yo he dado la tierra en vuestra presencia; entrad y poseed la tierra que el Altísimo juró á vuestros padres Abraham, Isaac, y Jacob, que les daría á ellos y á su simiente después de ellos.
Y tomé los principales de vuestras tribus, varones sabios y expertos, y púselos por jefes sobre vosotros, jefes de millares, y jefes de cientos, y jefes de cincuenta, y cabos de diez, y gobernadores á vuestras tribus.
Y entonces mandé á vuestros jueces, diciendo: Oid entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre el hombre y su hermano, y el que le es extranjero.
No tengáis respeto de personas en el juicio: así al pequeño como al grande oiréis: no tendréis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios: y la causa que os fuere difícil, la traeréis á mí, y yo la oiré.
Y partidos de Horeb, anduvimos todo aquel grande y terrible desierto que habéis visto, por el camino del monte del Amorrheo, como el Altísimo nuestro Dios nos lo mandó; y llegamos hasta Cades-barnea.
Y llegasteis á mí todos vosotros, y dijisteis: Enviemos varones delante de nosotros, que nos reconozcan la tierra y nos traigan de vuelta razón del camino por donde hemos de subir, y de las ciudades adonde hemos de llegar.
Y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque el Altísimo nos aborrecía, nos ha sacado de tierra de Egipto, para entregarnos en mano del Amorrheo para destruirnos.
¿A dónde subimos? Nuestros hermanos han hecho desfallecer nuestro corazón, diciendo: Este pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades grandes y muradas hasta el cielo; y también vimos allí hijos de gigantes.
el Altísimo vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme á todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos;
Y en el desierto has visto que el Altísimo tu Dios te ha traído, como trae el hombre á su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta que habéis venido á este lugar.
El cual iba delante de vosotros por el camino, para reconoceros el lugar donde habíais de asentar el campo, con fuego de noche para mostraros el camino por donde aduvieseis, y con nube de día.
Y vuestros chiquitos, de los cuales dijisteis serán por presa, y vuestros hijos que no saben hoy bueno ni malo, ellos entrarán allá, y á ellos la daré, y ellos la heredarán.
Entonces respondisteis y me dijisteis: Pecado hemos contra el Altísimo; nosotros subiremos y pelearemos, conforme á todo lo que el Altísimo nuestro Dios nos ha mandado. Y os armasteis cada uno de sus armas de guerra, y os apercibisteis para subir al monte.
Y salió el Amorrheo, que habitaba en aquel monte, á vuestro encuentro, y os persiguieron, como hacen las avispas, y os derrotaron en Seir, persiguiéndoos hasta Horma.
Y manda al pueblo, diciendo: Pasando vosotros por el término de vuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitan en Seir, ellos tendrán miedo de vosotros; mas vosotros guardaos mucho:
Pues el Altísimo tu Dios te ha bendecido en toda obra de tus manos: él sabe que andas por este gran desierto: estos cuarenta años el Altísimo tu Dios fué contigo; y ninguna cosa te ha faltado.
Y pasamos de nuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitaban en Seir, por el camino de la llanura de Elath y de Esiongeber. Y volvimos, y pasamos camino del desierto de Moab.
Y el Altísimo me dijo: No molestes á Moab, ni te empeñes con ellos en guerra, que no te daré posesión de su tierra; porque yo he dado á Ar por heredad á los hijos de Lot.
Y en Seir habitaron antes los Horeos, á los cuales echaron los hijos de Esaú; y los destruyeron de delante de sí, y moraron en lugar de ellos; como hizo Israel en la tierra de su posesión que les dió el Altísimo.)
Y los días que anduvimos de Cades-barnea hasta que pasamos el arroyo de Zered, fueron treinta y ocho años; hasta que se acabó toda la generación de los hombres de guerra de en medio del campo, como el Altísimo les había jurado.
Y te acercarás delante de los hijos de Ammón: no los molestes, ni te metas con ellos; porque no te tengo de dar posesión de la tierra de los hijos de Ammón; que á los hijos de Lot la he dado por heredad.
Pueblo grande, y numeroso, y alto, como los Anaceos; á los cuales el Altísimo destruyó de delante de los Ammonitas, quienes les sucedieron, y habitaron en su lugar:
Como hizo con los hijos de Esaú, que habitaban en Seir, de delante de los cuales destruyó á los Horeos; y ellos les sucedieron, y habitaron en su lugar hasta hoy.
Levantaos, partid, y pasad el arroyo de Arnón: he aquí he dado en tu mano á Sehón rey de Hesbón, Amorrheo, y á su tierra: comienza á tomar posesión, y empéñate con él en guerra.
Hoy comenzaré á poner tu miedo y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, los cuales oirán tu fama, y temblarán, y angustiarse han delante de ti.
Como lo hicieron conmigo los hijos de Esaú que habitaban en Seir, y los Moabitas que habitaban en Ar; hasta que pase el Jordán á la tierra que nos da el Altísimo nuestro Dios.
Mas Sehón rey de Hesbón no quiso que pasásemos por el territorio suyo; porque el Altísimo tu Dios había endurecido su espíritu, y obstinado su corazón para entregarlo en tu mano, como hoy.
Desde Aroer, que está junto á la ribera del arroyo de Arnón, y la ciudad que está en el arroyo, hasta Galaad, no hubo ciudad que escapase de nosotros: todas las entregó el Altísimo nuestro Dios en nuestro poder.
Solamente á la tierra de los hijos de Ammón no llegaste, ni á todo lo que está á la orilla del arroyo de Jaboc ni á las ciudades del monte, ni á lugar alguno que el Altísimo nuestro Dios había prohibido.
Y díjome el Altísimo: No tengas temor de él, porque en tu mano he entregado á él y á todo su pueblo, y su tierra: y harás con él como hiciste con Sehón rey Amorrheo, que habitaba en Hesbón.
También tomamos en aquel tiempo de mano de dos reyes Amorrheos que estaban de esta parte del Jordán, la tierra desde el arroyo de Arnón hasta el monte de Hermón:
Porque sólo Og rey de Basán había quedado de los gigantes que quedaron. He aquí su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabbath de los hijos de Ammón?; la longitud de ella de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, al codo de un hombre.
Y esta tierra que heredamos entonces desde Aroer, que está al arroyo de Arnón, y la mitad del monte de Galaad con sus ciudades, dí á los Rubenitas y á los Gaditas:
Y el resto de Galaad, y todo Basán, del reino de Og, dí lo á la media tribu de Manasés; toda la tierra de Argob, todo Basán, que se llamaba la tierra de los gigantes.
Y á los Rubenitas y Gaditas dí de Galaad hasta el arroyo de Arnón, el medio del arroyo por término; hasta el arroyo de Jaboc, término de los hijos de Ammón:
Y os mandé entonces, diciendo: el Altísimo vuestro Dios os ha dado esta tierra para que la poseáis: pasaréis armados delante de vuestros hermanos los hijos de Israel todos los valientes.
Hasta que el Altísimo dé reposo á vuestros hermanos, así como á vosotros, y hereden también ellos la tierra que el Altísimo vuestro Dios les da á la otra parte del Jordán: entonces os volveréis cada uno a su heredad que yo os he dado.
Mandé también á Josué entonces, diciendo: Tus ojos vieron todo lo que el Altísimo vuestro Dios ha hecho á aquellos dos reyes: así hará el Altísimo á todos los reinos á los cuales pasarás tú.
Señor el Altísimo, tú has comenzado á mostrar á tu siervo tu grandeza, y tu mano fuerte: porque ¿qué dios hay en el cielo ni en la tierra que haga según tus obras, y según tus valentías?
Mas el Altísimo se había enojado contra mí por causa de vosotros, por lo cual no me oyó: y díjome el Altísimo: Bástate, no me hables más de este negocio.
AHORA pues, oh Israel, oye los estatutos y derechos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis, y poseáis la tierra que el Altísimo el Dios de vuestros padres te da.
Vuestros ojos vieron lo que hizo el Altísimo con motivo de Baal-peor; que á todo hombre que fué en pos de Baal-peor destruyó el Altísimo tu Dios de en medio de ti.
Mirad, yo os he enseñado estatutos y derechos, como el Altísimo mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para poseerla.
Guardadlos, pues, y ponedlos por obra: porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia en ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, gente grande es ésta.
Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida: y enseñarlas has á tus hijos, y á los hijos de tus hijos;
El día que estuviste delante de el Altísimo tu Dios en Horeb, cuando el Altísimo me dijo: Júntame el pueblo, para que yo les haga oir mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra: y las enseñarán á sus hijos;
A mí también me mandó el Altísimo entonces enseñaros los estatutos y derechos, para que los pusieseis por obra en la tierra á la cual pasáis para poseerla.
Y porque alzando tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, no seas incitado, y te inclines á ellos, y les sirvas; que el Altísimo tu Dios los ha concedido á todos los pueblos debajo de todos los cielos.
Y el Altísimo se enojó contra mí sobre vuestros negocios, y juró que yo no pasaría el Jordán, ni entraría en la buena tierra, que el Altísimo tu Dios te da por heredad.
Guardaos no os olvidéis del pacto de el Altísimo vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y os hagáis escultura ó imagen de cualquier cosa, que el Altísimo tu Dios te ha vedado.
Cuando hubiereis engendrado hijos y nietos, y hubiereis envejecido en la tierra, y os corrompiereis, é hiciereis escultura ó imagen de cualquier cosa, é hiciereis mal en ojos de el Altísimo vuestro Dios, para enojarlo;
Yo pongo hoy por testigos al cielo y á la tierra, que presto pereceréis totalmente de la tierra hacia la cual pasáis el Jordán para poseerla: no estaréis en ella largos días sin que seáis destruídos.
Porque pregunta ahora de los tiempos pasados, que han sido antes de ti, desde el día que crió Dios al hombre sobre la tierra, y desde el un cabo del cielo al otro, si se ha hecho cosa semejante á esta gran cosa, ó se haya oído otra como ella.
¿O ha Dios probado á venir á tomar para sí gente de en medio de otra gente, con pruebas, con señales, con milagros, y con guerra, y mano fuerte, y brazo extendido, y grandes espantos, según todas las cosas que hizo con vosotros el Altísimo vuestro Dios en Egipto ante tus ojos?
Y guarda sus estatutos y sus mandamientos, que yo te mando hoy, para que te vaya bien á ti y á tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que el Altísimo tu Dios te da para siempre.
Para que huyese allí el homicida que matase á su prójimo por yerro, sin haber tenido enemistad con él desde ayer ni antes de ayer; y que huyendo á una de estas ciudades salvara la vida:
De esta parte del Jordán, en el valle delante de Beth-peor, en la tierra de Sehón rey de los Amorrheos, que habitaba en Hesbón, al cual hirió Moisés con los hijos de Israel, cuando hubieron salido de Egipto:
Y LLAMÓ Moisés á todo Israel, y díjoles: Oye, Israel, los estatutos y derechos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos: y aprendedlos, y guardadlos, para ponerlos por obra.
(Yo estaba entonces entre el Altísimo y vosotros, para denunciaros la palabra de el Altísimo; porque vosotros tuvisteis temor del fuego, y no subisteis al monte;) diciendo:
No te inclinarás á ellas ni les servirás: porque yo soy el Altísimo tu Dios, fuerte, celoso, que visito la iniquidad de los padres sobre los hijos, y sobre los terceros, y sobre los cuartos, á los que me aborrecen,
Mas el séptimo es reposo á el Altísimo tu Dios: ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni tu peregrino que está dentro de tus puertas: porque descanse tu siervo y tu sierva como tú.
Y acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que el Altísimo tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido: por lo cual el Altísimo tu Dios te ha mandado que guardes el día del reposo.
Honra á tu padre y á tu madre, como el Altísimo tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que el Altísimo tu Dios te da.
No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni ninguna cosa que sea de tu prójimo.
Estas palabras habló el Altísimo á toda vuestra congregación en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de la oscuridad, á gran voz: y no añadió más. Y escribiólas en dos tablas de piedra, las cuales me dió á mí.
Y aconteció, que como vosotros oisteis la voz de en medio de las tinieblas, y visteis al monte que ardía en fuego, llegasteis á mí todos los príncipes de vuestras tribus, y vuestros ancianos;
Y dijisteis: He aquí, el Altísimo nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego: hoy hemos visto que el Altísimo habla al hombre, y éste vive.
Llega tú, y oye todas las cosas que dijere el Altísimo nuestro Dios; y tú nos dirás todo lo que el Altísimo nuestro Dios te dijere, y nosotros oiremos y haremos.
Y oyó el Altísimo la voz de vuestras palabras, cuando me hablabais; y díjome el Altísimo: He oído la voz de las palabras de este pueblo, que ellos te han hablado: bien está todo lo que han dicho.
¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen, y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que á ellos y á sus hijos les fuese bien para siempre!
Y tú estáte aquí conmigo, y te diré todos los mandamientos, y estatutos, y derechos que les has de enseñar, a fin que los pongan ahora por obra en la tierra que yo les doy para poseerla.
Andad en todo camino que el Altísimo vuestro Dios os ha mandado, para que viváis, y os vaya bien, y tengáis largos días en la tierra que habéis de poseer.
ESTOS pues son los mandamientos, estatutos, y derechos que el Altísimo vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra á la cual pasáis vosotros para poseerla:
Para que temas á el Altísimo tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, y tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, y que tus días sean prolongados.
Oye pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien, y seáis multiplicados, como te ha dicho el Altísimo el Dios de tus padres, en la tierra que destila leche y miel.
Y será, cuando el Altísimo tu Dios te hubiere introducido en la tierra que juró á tus padres Abraham, Isaac, y Jacob, que te daría; en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste,
Y casas llenas de todo bien, que tú no henchiste, y cisternas cavadas, que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste: luego que comieres y te hartares,
Porque el Dios celoso, el Altísimo tu Dios, en medio de ti está; porque no se inflame el furor de el Altísimo tu Dios contra ti, y te destruya de sobre la haz de la tierra.
Y mandónos el Altísimo que ejecutásemos todos estos estatutos, y que temamos á el Altísimo nuestro Dios, porque nos vaya bien todos los días, y para que nos dé vida, como hoy.
CUANDO el Altísimo tu Dios te hubiere introducido en la tierra en la cual tú has de entrar para poseerla, y hubiere echado de delante de ti muchas gentes, al Hetheo, al Gergeseo, y al Amorrheo, y al Cananeo, y al Pherezeo, y al Heveo, y al Jebuseo, siete naciones mayores y más fuertes que tú;
Y el Altísimo tu Dios las hubiere entregado delante de ti, y las hirieres, del todo las destruirás: no harás con ellos alianza, ni las tomarás á merced.
Mas así habéis de hacer con ellos: sus altares destruiréis, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus bosques, y quemaréis sus esculturas en el fuego.
Porque tú eres pueblo santo á el Altísimo tu Dios: el Altísimo tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la haz de la tierra.
Sino porque el Altísimo os amó, y quiso guardar el juramento que juró á vuestros padres, os ha sacado el Altísimo con mano fuerte, y os ha rescatado de casa de siervos, de la mano de Faraón, rey de Egipto.
Conoce, pues, que el Altísimo tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia á los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta las mil generaciones;
Y será que, por haber oído estos derechos, y guardado y puéstolos por obra, el Altísimo tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró á tus padres;
Y te amará, y te bendecirá, y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre, y el fruto de tu tierra, y tu grano, y tu mosto, y tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró á tus padres que te daría.
Y quitará el Altísimo de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú sabes, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren.
De las grandes pruebas que vieron tus ojos, y de las señales y milagros, y de la mano fuerte y brazo extendido con que el Altísimo tu Dios te sacó: así hará el Altísimo tu Dios con todos los pueblos de cuya presencia tú temieres.
Y el Altísimo tu Dios echará á estas gentes de delante de ti poco á poco: no las podrás acabar luego, porque las bestias del campo no se aumenten contra ti.
Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego: no codiciarás plata ni oro de sobre ellas para tomarlo para ti, porque no tropieces en ello, pues es abominación á el Altísimo tu Dios;
CUIDARÉIS de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, porque viváis, y seáis multiplicados, y entréis, y poseáis la tierra, de la cual juró el Altísimo á vuestros padres.
Y acordarte has de todo el camino por donde te ha traído el Altísimo tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, por probarte, para saber lo que estaba en tu corazón, si habías de guardar ó no sus mandamientos.
Y te afligió, é hízote tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido; para hacerte saber que el hombre no vivirá de solo pan, mas de todo lo que sale de la boca de el Altísimo vivirá el hombre.
Que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde ningún agua había, y él te sacó agua de la roca del pedernal;
Antes acuérdate de el Altísimo tu Dios: porque él te da el poder para hacer las riquezas, á fin de confirmar su pacto que juró á tus padres, como en este día.
Mas será, si llegares á olvidarte de el Altísimo tu Dios, y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres, y á ellos te encorvares, protésto lo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.
OYE, Israel: tú estás hoy para pasar el Jordán, para entrar á poseer gentes más numerosas y más fuertes que tú, ciudades grandes y encastilladas hasta el cielo,
Un pueblo grande y alto, hijos de gigantes, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos del gigante?
Sabe, pues, hoy que el Altísimo tu Dios es el que pasa delante de ti, fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti: y tú los echarás, y los destruirás luego, como el Altísimo te ha dicho.
No discurras en tu corazón cuando el Altísimo tu Dios los habrá echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha metido el Altísimo á poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas gentes el Altísimo las echa de delante de ti.
No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos; mas por la impiedad de estas gentes el Altísimo tu Dios las echa de delante de ti, y por confirmar la palabra que el Altísimo juró á tus padres Abraham, Isaac, y Jacob.
Acuérdate, no te olvides que has provocado á ira á el Altísimo tu Dios en el desierto: desde el día que saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes á el Altísimo.
Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que el Altísimo hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua:
Y dióme el Altísimo las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito conforme á todas las palabras que os habló el Altísimo en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea.
Y díjome el Altísimo: Levántate, desciende presto de aquí; que tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido: pronto se han apartado del camino que yo les mandé: hanse hecho una efigie de fundición.
Y miré, y he aquí habíais pecado contra el Altísimo vuestro Dios: os habíais hecho un becerro de fundición, apartándoos presto del camino que el Altísimo os había mandado.
Y postréme delante de el Altísimo, como antes, cuarenta días y cuarenta noches: no comí pan ni bebí agua, á causa de todo vuestro pecado que habíais cometido haciendo mal en ojos de el Altísimo para enojarlo.
Y tomé vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, y quemélo en el fuego, y lo desmenucé moliéndole muy bien, hasta que fué reducido á polvo: y eché el polvo de él en el arroyo que descendía del monte.
Y cuando el Altísimo os envió desde Cades-barnea, diciendo: Subid y poseed la tierra que yo os he dado; también fuisteis rebeldes al dicho de el Altísimo vuestro Dios, y no lo creisteis, ni obedecisteis á su voz.
Y oré á el Altísimo, diciendo: Oh Señor el Altísimo, no destruyas tu pueblo y tu heredad que has redimido con tu grandeza, al cual sacaste de Egipto con mano fuerte.
Porque no digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pudo el Altísimo introducirlos en la tierra que les había dicho, ó porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto.
Y escribió en las tablas conforme á la primera escritura, las diez palabras que el Altísimo os había hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea; y diómelas el Altísimo.
(Después partieron los hijos de Israel de Beerot-bene-jacaam á Moserá: allí murió Aarón, y allí fué sepultado; y en lugar suyo tuvo el sacerdocio su hijo Eleazar.
En aquel tiempo apartó el Altísimo la tribu de Leví, para que llevase el arca del pacto de el Altísimo, para que estuviese delante de el Altísimo para servirle, y para bendecir en su nombre, hasta hoy.
Y yo estuve en el monte como los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches; y el Altísimo me oyó también esta vez, y no quiso el Altísimo destruirte.
Ahora pues, Israel, ¿qué pide el Altísimo tu Dios de ti, sino que temas á el Altísimo tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas á el Altísimo tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma;
Solamente de tus padres se agradó el Altísimo para amarlos, y escogió su simiente después de ellos, á vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día.
Y comprended hoy: porque no hablo con vuestros hijos que no han sabido ni visto el castigo de el Altísimo vuestro Dios, su grandeza, su mano fuerte, y su brazo extendido,
Y lo que hizo al ejército de Egipto, á sus caballos, y á sus carros; cómo hizo ondear las aguas del mar Bermejo sobre ellos, cuando venían tras vosotros, y el Altísimo los destruyó hasta hoy;
Y lo que hizo con Dathán y Abiram, hijos de Eliab hijo de Rubén; cómo abrió la tierra su boca, y tragóse á ellos y á sus casas, y sus tiendas, y toda la hacienda que tenían en pie en medio de todo Israel:
Guardad, pues, todos los mandamientos que yo os prescribo hoy, para que seáis esforzados, y entréis y poseáis la tierra, á la cual pasáis para poseerla;
Y para que os sean prolongados los días sobre la tierra, que juró el Altísimo á vuestros padres había de dar á ellos y á su simiente, tierra que fluye leche y miel.
Que la tierra á la cual entras para poseerla, no es como la tierra de Egipto de donde habéis salido, donde sembrabas tu simiente, y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza.
Y será que, si obedeciereis cuidadosamente mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando á el Altísimo vuestro Dios, y sirviéndolo con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma,
Y así se encienda el furor de el Altísimo sobre vosotros, y cierre los cielos, y no haya lluvia, ni la tierra dé su fruto, y perezcáis presto de la buena tierra que os da el Altísimo.
Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis por señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos.
Para que sean aumentados vuestros días, y los días de vuestros hijos, sobre la tierra que juró el Altísimo á vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra.
Porque si guardareis cuidadosamente todos estos mandamientos que yo os prescribo, para que los cumpláis; como améis á el Altísimo vuestro Dios andando en todos sus caminos, y á él os allegareis,
Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie, será vuestro: desde el desierto y el Líbano, desde el río, el río Eufrates, hasta la mar postrera será vuestro término.
Nadie se sostendrá delante de vosotros: miedo y temor de vosotros pondrá el Altísimo vuestro Dios sobre la haz de toda la tierra que hollareis, como él os ha dicho.
Y la maldición, si no oyereis los mandamientos de el Altísimo vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido.
Y será que, cuando el Altísimo tu Dios te introdujere en la tierra á la cual vas para poseerla, pondrás la bendición sobre el monte Gerizim, y la maldición sobre el monte Ebal:
Los cuales están de la otra parte del Jordán, tras el camino del occidente en la tierra del Cananeo, que habita en la campiña delante de Gilgal, junto á los llanos de Moreh.
ESTOS son los estatutos y derechos que cuidaréis de poner por obra, en la tierra que el Altísimo el Dios de tus padres te ha dado para que la poseas, todos los días que vosotros viviereis sobre la tierra.
Destruiréis enteramente todos los lugares donde las gentes que vosotros heredareis sirvieron á sus dioses, sobre los montes altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol espeso:
Y derribaréis sus altares, y quebraréis sus imágenes, y sus bosques consumiréis con fuego: y destruiréis las esculturas de sus dioses, y extirparéis el nombre de ellas de aquel lugar.
Mas el lugar que el Altísimo vuestro Dios escogiere de todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis:
Y allí llevaréis vuestros holocaustos, y vuestros sacrificios, y vuestros diezmos, y la ofrenda elevada de vuestras manos, y vuestros votos, y vuestras ofrendas voluntarias, y los primerizos de vuestras vacas y de vuestras ovejas:
Y comeréis allí delante de el Altísimo vuestro Dios, y os alegraréis, vosotros y vuestras familias, en toda obra de vuestras manos en que el Altísimo tu Dios te hubiere bendecido.
Mas pasaréis el Jordán, y habitaréis en la tierra que el Altísimo vuestro Dios os hace heredar, y él os dará reposo de todos vuestros enemigos alrededor, y habitaréis seguros.
Y al lugar que el Altísimo vuestro Dios escogiere para hacer habitar en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, y vuestros sacrificios, vuestros diezmos, y las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de vuestros votos que hubiereis prometido á el Altísimo;
Y os alegraréis delante de el Altísimo vuestro Dios, vosotros, y vuestros hijos, y vuestras hijas, y vuestros siervos, y vuestras siervas, y el Levita que estuviere en vuestras poblaciones: por cuanto no tiene parte ni heredad con vosotros.
Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones conforme al deseo de tu alma, según la bendición de el Altísimo tu Dios que él te habrá dado: el inmundo y el limpio la comerá, como la de corzo ó de ciervo:
Ni podrás comer en tus poblaciones el diezmo de tu grano, ó de tu vino, ó de tu aceite, ni los primerizos de tus vacas, ni de tus ovejas, ni tus votos que prometieres, ni tus ofrendas voluntarias, ni las elevadas ofrendas de tus manos:
Mas delante de el Altísimo tu Dios las comerás, en el lugar que el Altísimo tu Dios hubiere escogido, tú, y tu hijo, y tu hija, y tu siervo, y tu sierva, y el Levita que está en tus poblaciones: y alegrarte has delante de el Altísimo tu Dios en toda obra de tus manos.
Cuando el Altísimo tu Dios ensanchare tu término, como él te ha dicho, y tú dijeres: Comeré carne, porque deseó tu alma comerla, conforme á todo el deseo de tu alma comerás carne.
Cuando estuviere lejos de ti el lugar que el Altísimo tu Dios habrá escogido, para poner allí su nombre, matarás de tus vacas y de tus ovejas, que el Altísimo te hubiere dado, como te he mandado yo, y comerás en tus puertas según todo lo que deseare tu alma.
Y ofrecerás tus holocaustos, la carne y la sangre, sobre el altar de el Altísimo tu Dios: y la sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar de el Altísimo tu Dios, y comerás la carne.
Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, porque te vaya bien á ti y á tus hijos después de ti para siempre, cuando hicieres lo bueno y lo recto en los ojos de el Altísimo tu Dios.
Guárdate que no tropieces en pos de ellas, después que fueren destruídas delante de ti: no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: la manera que servían aquellas gentes á sus dioses, así haré yo también.
No harás así á el Altísimo tu Dios; porque todo lo que el Altísimo aborrece, hicieron ellos á sus dioses; pues aun á sus hijos é hijas quemaban en el fuego á sus dioses.
No darás oído á las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños: porque el Altísimo vuestro Dios os prueba, para saber si amáis á el Altísimo vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma.
En pos de el Altísimo vuestro Dios andaréis, y á él temeréis, y guardaréis sus mandamientos, y escucharéis su voz, y á él serviréis, y á él os allegaréis.
Y el tal profeta ó soñador de sueños, ha de ser muerto; por cuanto trató de rebelión contra el Altísimo vuestro Dios, que te sacó de tierra de Egipto, y te rescató de casa de siervos, y de echarte del camino por el que el Altísimo tu Dios te mandó que anduvieses: y así quitarás el mal de en medio de ti.
Cuando te incitare tu hermano, hijo de tu madre, ó tu hijo, ó tu hija, ó la mujer de tu seno, ó tu amigo que sea como tu alma, diciendo en secreto: Vamos y sirvamos á dioses ajenos, que ni tú ni tus padres conocisteis,
Hombres, hijos de impiedad, han salido de en medio de ti, que han instigado á los moradores de su ciudad, diciendo: Vamos y sirvamos á dioses ajenos, que vosotros no conocisteis;
Irremisiblemente herirás á filo de espada los moradores de aquella ciudad, destruyéndola con todo lo que en ella hubiere, y también sus bestias á filo de espada.
Y juntarás todo el despojo de ella en medio de su plaza, y consumirás con fuego la ciudad y todo su despojo, todo ello, á el Altísimo tu Dios: y será un montón para siempre: nunca más se edificará.
Y no se pegará algo á tu mano del anatema; porque el Altísimo se aparte del furor de su ira, y te dé mercedes, y tenga misericordia de ti, y te multiplique, como lo juró á tus padres,
Cuando obedecieres á la voz de el Altísimo tu Dios, guardando todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, para hacer lo recto en ojos de el Altísimo tu Dios.
Porque eres pueblo santo á el Altísimo tu Dios, y el Altísimo te ha escogido para que le seas un pueblo singular de entre todos los pueblos que están sobre la haz de la tierra.
Empero estos no comeréis de los que rumian, ó tienen uña hendida: camello, y liebre, y conejo, porque rumian, mas no tienen uña hendida, os serán inmundos;
Ninguna cosa mortecina comeréis: al extranjero que está en tus poblaciones la darás, y él la comerá: ó véndela al extranjero; porque tú eres pueblo santo á el Altísimo tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.
Y comerás delante de el Altísimo tu Dios en el lugar que él escogiere para hacer habitar allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino, y de tu aceite, y los primerizos de tus manadas, y de tus ganados, para que aprendas á temer á el Altísimo tu Dios todos los días.
Y si el camino fuere tan largo que tú no puedas llevarlo por él, por estar lejos de ti el lugar que el Altísimo tu Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando el Altísimo tu Dios te bendijere,
Y darás el dinero por todo lo que deseare tu alma, por vacas, ó por ovejas, ó por vino, ó por sidra, ó por cualquier cosa que tu alma te demandare: y comerás allí delante de el Altísimo tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia.
Y vendrá el Levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, y el huérfano, y la viuda, que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que el Altísimo tu Dios te bendiga en toda obra de tus manos que hicieres.
Y esta es la manera de la remisión: perdonará á su deudor todo aquél que hizo empréstito de su mano, con que obligó á su prójimo: no lo demandará más á su prójimo, ó á su hermano; porque la remisión de el Altísimo es pregonada.
Para que así no haya en ti mendigo; porque el Altísimo te bendecirá con abundancia en la tierra que el Altísimo tu Dios te da por heredad para que la poseas,
Ya que el Altísimo tu Dios te habrá bendecido, como te ha dicho, prestarás entonces á muchas gentes, mas tú no tomarás prestado; y enseñorearte has de muchas gentes, pero de ti no se enseñorearán.
Cuando hubiere en ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en tu tierra que el Altísimo tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano á tu hermano pobre:
Guárdate que no haya en tu corazón perverso pensamiento, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la remisión; y tu ojo sea maligno sobre tu hermano menesteroso para no darle: que él podrá clamar contra ti á el Altísimo, y se te imputará á pecado.
Sin falta le darás, y no sea tu corazón maligno cuando le dieres: que por ello te bendecirá el Altísimo tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que pusieres mano.
Porque no faltarán menesterosos de en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano á tu hermano, á tu pobre, y á tu menesteroso en tu tierra.
No te parezca duro cuando le enviares libre de ti; que doblado del salario de mozo jornalero te sirvió seis años: y el Altísimo tu Dios te bendecirá en todo cuanto hicieres.
Santificarás á el Altísimo tu Dios todo primerizo macho que nacerá de tus vacas y de tus ovejas: no te sirvas del primerizo de tus vacas, ni trasquiles el primerizo de tus ovejas.
No comerás con ella leudo; siete días comerás con ella pan por leudar, pan de aflicción, porque apriesa saliste de tierra de Egipto: para que te acuerdes del día en que saliste de la tierra de Egipto todos los días de tu vida.
Y no se dejará ver levadura contigo en todo tu término por siete días; y de la carne que matares á la tarde del primer día, no quedará hasta la mañana.
Sino en el lugar que el Altísimo tu Dios escogiere para hacer habitar allí su nombre, sacrificarás la pascua por la tarde á puesta del sol, al tiempo que saliste de Egipto:
Y harás la solemnidad de las semanas á el Altísimo tu Dios: de la suficiencia voluntaria de tu mano será lo que dieres, según el Altísimo tu Dios te hubiere bendecido.
Y te alegrarás delante de el Altísimo tu Dios, tú, y tu hijo, y tu hija, y tu siervo, y tu sierva, y el Levita que estuviere en tus ciudades, y el extranjero, y el huérfano, y la viuda, que estuvieren en medio de ti, en el lugar que el Altísimo tu Dios hubiere escogido para hacer habitar allí su nombre.
Y te alegrarás en tus solemnidades, tú, y tu hijo, y tu hija, y tu siervo, y tu sierva, y el Levita, y el extranjero, y el huérfano, y la viuda, que están en tus poblaciones.
Siete días celebrarás solemnidad á el Altísimo tu Dios en el lugar que el Altísimo escogiere; porque te habrá bendecido el Altísimo tu Dios en todos tus frutos, y en toda obra de tus manos, y estarás ciertamente alegre.
Tres veces cada un año parecerá todo varón tuyo delante de el Altísimo tu Dios en el lugar que él escogiere: en la solemnidad de los ázimos, y en la solemnidad de las semanas, y en la solemnidad de las cabañas. Y no parecerá vacío delante de el Altísimo:
No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.
Cuando se hallare entre ti, en alguna de tus ciudades que el Altísimo tu Dios te da, hombre, ó mujer, que haya hecho mal en ojos de el Altísimo tu Dios traspasando su pacto,
Que hubiere ido y servido á dioses ajenos, y se hubiere inclinado á ellos, ora al sol, ó á la luna, ó á todo el ejército del cielo, lo cual yo no he mandado;
Cuando alguna cosa te fuere oculta en juicio entre sangre y sangre, entre causa y causa, y entre llaga y llaga, en negocios de litigio en tus ciudades; entonces te levantarás y recurrirás al lugar que el Altísimo tu Dios escogiere;
Según la ley que ellos te enseñaren, y según el juicio que te dijeren, harás: no te apartarás ni á diestra ni á siniestra de la sentencia que te mostraren.
Y el hombre que procediere con soberbia, no obedeciendo al sacerdote que está para ministrar allí delante de el Altísimo tu Dios, ó al juez, el tal varón morirá: y quitarás el mal de Israel.
Cuando hubieres entrado en la tierra que el Altísimo tu Dios te da, y la poseyeres, y habitares en ella, y dijeres: Pondré rey sobre mí, como todas las gentes que están en mis alrededores;
Sin duda pondrás por rey sobre ti al que el Altísimo tu Dios escogiere: de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti: no podrás poner sobre ti hombre extranjero, que no sea tu hermano.
Empero que no se aumente caballos, ni haga volver el pueblo á Egipto para acrecentar caballos: porque el Altísimo os ha dicho: No procuraréis volver más por este camino.
Y será, cuando se asentare sobre el solio de su reino, que ha de escribir para sí en un libro un traslado de esta ley, del original de delante de los sacerdotes Levitas;
Y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda á temer á el Altísimo su Dios, para guardar todas las palabras de aquesta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra:
Para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento á diestra ni á siniestra: á fin que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel.
LOS sacerdotes Levitas, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni heredad con Israel; de las ofrendas encendidas á el Altísimo, y de la heredad de él comerán.
Y este será el derecho de los sacerdotes de parte del pueblo, de los que ofrecieren en sacrificio buey ó cordero: darán al sacerdote la espalda, y las quijadas, y el cuajar.
Y cuando el Levita saliere de alguna de tus ciudades de todo Israel, donde hubiere peregrinado, y viniere con todo deseo de su alma al lugar que el Altísimo escogiere,
Conforme á todo lo que pediste á el Altísimo tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo á oir la voz de el Altísimo mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, porque no muera.
Empero el profeta que presumiere hablar palabra en mi nombre, que yo no le haya mandado hablar, ó que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.
Cuando el profeta hablare en nombre de el Altísimo, y no fuere la tal cosa, ni viniere, es palabra que el Altísimo no ha hablado: con soberbia la habló aquel profeta: no tengas temor de él.
CUANDO el Altísimo tu Dios talare las gentes, cuya tierra el Altísimo tu Dios te da á ti, y tú las heredares, y habitares en sus ciudades, y en sus casas;
Arreglarte has el camino, y dividirás en tres partes el término de tu tierra, que el Altísimo tu Dios te dará en heredad, y será para que todo homicida se huya allí.
Y este es el caso del homicida que ha de huir allí, y vivirá: el que hiriere á su prójimo por yerro, que no le tenía enemistad desde ayer ni antes de ayer:
Como el que fué con su prójimo al monte á cortar leña, y poniendo fuerza con su mano en el hacha para cortar algún leño, saltó el hierro del cabo, y encontró á su prójimo, y murió; aquél huirá á una de aquestas ciudades, y vivirá;
No sea que el pariente del muerto vaya tras el homicida, cuando se enardeciere su corazón, y le alcance por ser largo el camino, y le hiera de muerte, no debiendo ser condenado á muerte; por cuanto no tenía enemistad desde ayer ni antes de ayer con el muerto.
Cuando guardases todos estos mandamientos, que yo te prescribo hoy, para ponerlos por obra, que ames á el Altísimo tu Dios y andes en sus caminos todos los días, entonces añadirás tres ciudades á más de estas tres;
Mas cuando hubiere alguno que aborreciere á su prójimo, y lo acechare, y se levantare sobre él, y lo hiriere de muerte, y muriere, y huyere á alguna de estas ciudades;
No reducirás el término de tu prójimo, el cual señalaron los antiguos en tu heredad, la que poseyeres en la tierra que el Altísimo tu Dios te da para que la poseas.
No valdrá un testigo contra ninguno en cualquier delito, ó en cualquier pecado, en cualquier pecado que se cometiere. En el dicho de dos testigos, ó en el dicho de tres testigos consistirá el negocio.
CUANDO salieres á la guerra contra tus enemigos, y vieres caballos y carros, un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, que el Altísimo tu Dios es contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto.
Y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos: no se ablande vuestro corazón, no temáis, no os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos;
Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase á su casa, porque quizá no muera en la batalla, y otro alguno la estrene.
Y tornarán los oficiales á hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y tierno de corazón? Vaya, y vuélvase á su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como su corazón.
Solamente las mujeres y los niños, y los animales, y todo lo que hubiere en la ciudad, todos sus despojos, tomarás para ti: y comerás del despojo de tus enemigos, los cuales el Altísimo tu Dios te entregó.
Antes del todo los destruirás: al Hetheo, y al Amorrheo, y al Cananeo, y al Pherezeo, y al Heveo, y al Jebuseo; como el Altísimo tu Dios te ha mandado:
Cuando pusieres cerco á alguna ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruyas su arboleda metiendo en ella hacha, porque de ella comerás; y no la talarás, que no es hombre el árbol del campo para venir contra ti en el cerco.
Mas el árbol que supieres que no es árbol para comer, lo destruirás y lo talarás, y construye baluarte contra la ciudad que pelea contigo, hasta sojuzgarla.
Y será, que los ancianos de aquella ciudad, de la ciudad más cercana al muerto, tomarán de la vacada una becerra que no haya servido, que no haya traído yugo;
Y los ancianos de aquella ciudad traerán la becerra á un valle áspero, que nunca haya sido arado ni sembrado, y cortarán el pescuezo á la becerra allí en el valle.
Entonces vendrán los sacerdotes hijos de Leví, porque á ellos escogió el Altísimo tu Dios para que le sirvan, y para bendecir en nombre de el Altísimo; y por el dicho de ellos se determinará todo pleito y toda llaga.
Expía á tu pueblo Israel, al cual redimiste, oh el Altísimo; y no imputes la sangre inocente derramada en medio de tu pueblo Israel. Y la sangre les será perdonada.
Y se quitará el vestido de su cautiverio, y quedaráse en tu casa: y llorará á su padre y á su madre el tiempo de un mes: y después entrarás á ella, y tu serás su marido, y ella tu mujer.
Cuando un hombre tuviere dos mujeres, la una amada y la otra aborrecida, y la amada y la aborrecida le parieren hijos, y el hijo primogénito fuere de la aborrecida;
Será que, el día que hiciere heredar á sus hijos lo que tuviere, no podrá dar el derecho de primogenitura á los hijos de la amada en preferencia al hijo de la aborrecida, que es el primogénito;
Mas al hijo de la aborrecida reconocerá por primogénito, para darle dos tantos de todo lo que se hallare que tiene: porque aquél es el principio de su fuerza, el derecho de la primogenitura es suyo.
Cuando alguno tuviere hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere á la voz de su padre ni á la voz de su madre, y habiéndolo castigado, no les obedeciere;
No estará su cuerpo por la noche en el madero, mas sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldición de Dios es el colgado: y no contaminarás tu tierra, que el Altísimo tu Dios te da por heredad.
Y si tu hermano no fuere tu vecino, ó no le conocieres, los recogerás en tu casa, y estarán contigo hasta que tu hermano los busque, y se los devolverás.
Y así harás de su asno, así harás también de su vestido, y lo mismo harás con toda cosa perdida de tu hermano que se le perdiere, y tú la hallares: no podrás retraerte de ello.
Cuando topares en el camino algún nido de ave en cualquier árbol, ó sobre la tierra, con pollos ó huevos, y estuviere la madre echada sobre los pollos ó sobre los huevos, no tomes la madre con los hijos:
Y, he aquí, él le pone tachas de algunas cosas, diciendo: No he hallado tu hija virgen; empero, he aquí las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la sábana delante de los ancianos de la ciudad.
Y le han de penar en cien piezas de plata, las cuales darán al padre de la moza, por cuanto esparció mala fama sobre virgen de Israel: y la ha de tener por mujer, y no podrá despedirla en todos sus días.
Entonces la sacarán á la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán con piedras los hombres de su ciudad, y morirá; por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre: así quitarás el mal de en medio de ti.
Cuando se sorprendiere alguno echado con mujer casada con marido, entrambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer: así quitarás el mal de Israel.
Entonces los sacaréis á ambos á la puerta de aquella ciudad, y los apedrearéis con piedras, y morirán; la moza porque no dió voces en la ciudad, y el hombre porque humilló á la mujer de su prójimo: así quitarás el mal de en medio de ti.
Entonces el hombre que se echó con ella dará al padre de la moza cincuenta piezas de plata, y ella será su mujer, por cuanto la humilló: no la podrá despedir en todos sus días.
No entrará Ammonita ni Moabita en la congregación de el Altísimo; ni aun en la décima generación entrará en la congregación de el Altísimo para siempre:
Por cuanto no os salieron á recibir con pan y agua al camino, cuando salisteis de Egipto; y porque alquiló contra ti á Balaam hijo de Beor de Pethor de Mesopotamia de Siria, para que te maldijese.
Porque el Altísimo tu Dios anda por medio de tu campo, para librarte y entregar tus enemigos delante de ti; por tanto será tu real santo: porque él no vea en ti cosa inmunda, y se vuelva de en pos de ti.
No traerás precio de ramera, ni precio de perro á la casa de el Altísimo tu Dios por ningún voto; porque abominación es á el Altísimo tu Dios así lo uno como lo otro.
Del extraño tomarás logro, mas de tu hermano no lo tomarás, porque te bendiga el Altísimo tu Dios en toda obra de tus manos sobre la tierra á la cual entras para poseerla.
Cuando prometieres voto á el Altísimo tu Dios, no tardarás en pagarlo; porque ciertamente lo demandará el Altísimo tu Dios de ti, y habría en ti pecado.
CUANDO alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa torpe, le escribirá carta de repudio, y se la entregará en su mano, y despedirála de su casa.
Y si la aborreciere aqueste último, y le escribiere carta de repudio, y se la entregare en su mano, y la despidiere de su casa; ó si muriere el postrer hombre que la tomó para sí por mujer,
No podrá su primer marido, que la despidió, volverla á tomar para que sea su mujer, después que fué amancillada; porque es abominación delante de el Altísimo, y no has de pervertir la tierra que el Altísimo tu Dios te da por heredad.
Cuando tomare alguno mujer nueva, no saldrá á la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su casa por un año, para alegrar á su mujer que tomó.
Cuando fuere hallado alguno que haya hurtado persona de sus hermanos los hijos de Israel, y hubiere mercadeado con ella, ó la hubiere vendido, el tal ladrón morirá, y quitarás el mal de en medio de ti.
Guárdate de llaga de lepra, observando diligentemente, y haciendo según todo lo que os enseñaren los sacerdotes Levitas: cuidaréis de hacer como les he mandado.
Precisamente le devolverás la prenda cuando el sol se ponga, para que duerma en su ropa, y te bendiga: y te será justicia delante de el Altísimo tu Dios.
En su día le darás su jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo: pues es pobre, y con él sustenta su vida: porque no clame contra ti á el Altísimo, y sea en ti pecado.
Cuando segares tu mies en tu campo, y olvidares alguna gavilla en el campo, no volverás a tomarla: para el extranjero, para el huérfano, y para la viuda será; porque te bendiga el Altísimo tu Dios en toda obra de tus manos.
Será que, si el delincuente mereciere ser azotado, entonces el juez lo hará echar en tierra, y harále azotar delante de sí, según su delito, por cuenta.
Cuando hermanos estuvieren juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se casará fuera con hombre extraño: su cuñado entrará á ella, y la tomará por su mujer, y hará con ella parentesco.
Y si el hombre no quisiere tomar á su cuñada, irá entonces la cuñada suya á la puerta á los ancianos, y dirá: Mi cuñado no quiere suscitar nombre en Israel á su hermano; no quiere emparentar conmigo.
Llegaráse entonces su cuñada á él delante de los ancianos, y le descalzará el zapato de su pie, y escupirále en el rostro, y hablará y dirá: Así será hecho al varón que no edificare la casa de su hermano.
Cuando algunos riñeren juntos el uno con el otro, y llegare la mujer del uno para librar á su marido de mano del que le hiere, y metiere su mano y le trabare de sus vergüenzas;
Que te salió al camino, y te desbarató la retaguardia de todos los flacos que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y trabajado; y no temió á Dios.
Será pues, cuando el Altísimo tu Dios te hubiere dado reposo de tus enemigos alrededor, en la tierra que el Altísimo tu Dios te da por heredar para que la poseas, que raerás la memoria de Amalec de debajo del cielo: no te olvides.
Entonces tomarás de las primicias de todos los frutos de la tierra, que sacares de tu tierra que el Altísimo tu Dios te da, y lo pondrás en un canastillo, é irás al lugar que el Altísimo tu Dios escogiere para hacer habitar allí su nombre.
Y llegarás al sacerdote que fuere en aquellos días, y le dirás: Reconozco hoy á el Altísimo tu Dios que he entrado en la tierra que juró el Altísimo á nuestros padres que nos había de dar.
Entonces hablarás y dirás delante de el Altísimo tu Dios: Un Siro á punto de perecer fué mi padre, el cual descendió á Egipto y peregrinó allá con pocos hombres, y allí creció en gente grande, fuerte y numerosa:
Y ahora, he aquí, he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh el Altísimo. Y lo dejarás delante de el Altísimo tu Dios, é inclinarte has delante de el Altísimo tu Dios.
Cuando hubieres acabado de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al Levita, al extranjero, al huérfano y á la viuda; y comerán en tus villas, y se saciarán.
Y dirás delante de el Altísimo tu Dios: Yo he sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al Levita, y al extranjero, y al huérfano, y á la viuda, conforme á todos tus mandamientos que me ordenaste: no he traspasado tus mandamientos, ni me he olvidado de ellos:
No he comido de ello en mi luto, ni he sacado de ello en inmundicia, ni de ello he dado para mortuorio: he obedecido á la voz de el Altísimo mi Dios, he hecho conforme á todo lo que me has mandado.
Mira desde la morada de tu santidad, desde el cielo, y bendice á tu pueblo Israel, y á la tierra que nos has dado, como juraste á nuestros padres, tierra que fluye leche y miel.
A el Altísimo has ensalzado hoy para que te sea por Dios, y para andar en sus caminos, y para guardar sus estatutos y sus mandamientos y sus derechos, y para oir su voz:
Y para ponerte alto sobre todas las gentes que hizo, para loor, y fama, y gloria; y para que seas pueblo santo á el Altísimo tu Dios, como él ha dicho.
Y escribirás en ellas todas las palabras de esta ley, cuando hubieres pasado para entrar en la tierra que el Altísimo tu Dios te da, tierra que fluye leche y miel, como el Altísimo el Dios de tus padres te ha dicho.
Estos estarán sobre el monte de Gerizim para bendecir al pueblo, cuando hubiereis pasado el Jordán: Simeón, y Leví, y Judá, é Issachâr, y José y Benjamín.
Maldito el hombre que hiciere escultura ó imagen de fundición, abominación á el Altísimo, obra de mano de artífice, y la pusiere en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén.
Y SERÁ que, si oyeres diligente la voz de el Altísimo tu Dios, para guardar, para poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también el Altísimo tu Dios te pondrá alto sobre todas las gentes de la tierra;
Pondrá el Altísimo á tus enemigos que se levantaren contra ti, de rota batida delante de ti: por un camino saldrán á ti, por siete caminos huirán delante de ti.
Enviará el Altísimo contigo la bendición en tus graneros, y en todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que el Altísimo tu Dios te da.
Confirmarte ha el Altísimo por pueblo suyo santo, como te ha jurado, cuando guardares los mandamientos de el Altísimo tu Dios, y anduvieres en sus caminos.
Y te hará el Altísimo sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, y en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que juró el Altísimo á tus padres que te había de dar.
Abrirte ha el Altísimo su buen depósito, el cielo, para dar lluvia á tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás á muchas gentes, y tú no tomarás emprestado.
Y te pondrá el Altísimo por cabeza, y no por cola: y estarás encima solamente, y no estarás debajo; cuando obedecieres á los mandamientos de el Altísimo tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas.
Y será, si no oyeres la voz de el Altísimo tu Dios, para cuidar de poner por obra todos sus mandamientos y sus estatutos, que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán.
Y el Altísimo enviará contra ti la maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano é hicieres, hasta que seas destruído, y perezcas presto á causa de la maldad de tus obras, por las cuales me habrás dejado.
el Altísimo te herirá de tisis, y de fiebre, y de ardor, y de calor, y de cuchillo, y de calamidad repentina, y con añublo; y perseguirte han hasta que perezcas.
el Altísimo te entregará herido delante de tus enemigos: por un camino saldrás á ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos: y serás sacudido á todos los reinos de la tierra.
Y palparás al mediodía, como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos: y nunca serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve.
Tu buey será matado delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será arrebatado de delante de ti, y no se te volverá; tus ovejas serán dadas á tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate.
Herirte ha el Altísimo con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, sin que puedas ser curado: aun desde la planta de tu pie hasta tu mollera.
el Altísimo llevará á ti, y á tu rey que hubieres puesto sobre ti, á gente que no conociste tú ni tus padres; y allá servirás á dioses ajenos, al palo y á la piedra.
Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido á la voz de el Altísimo tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él te mandó:
Servirás por tanto á tus enemigos que enviare el Altísimo contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.
Y comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas: y no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte.
Y te pondrá cerco en todas tus ciudades, hasta que caigan tus muros altos y encastillados en que tú confías, en toda tu tierra: te cercará, pues, en todas tus ciudades y en toda tu tierra, que el Altísimo tu Dios te habrá dado.
Y comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que el Altísimo tu Dios te dió, en el cerco y en al apuro con que te angustiará tu enemigo.
El hombre tierno en ti, y el muy delicado, su ojo será maligno para con su hermano, y para con la mujer de su seno, y para con el resto de sus hijos que le quedaren;
Para no dar á alguno de ellos de la carne de sus hijos, que él comerá, porque nada le habrá quedado, en el cerco y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en todas tus ciudades.
La tierna y la delicada entre vosotros, que nunca la planta de su pie probó á sentar sobre la tierra, de ternura y delicadeza, su ojo será maligno para con el marido de su seno, y para con su hijo, y para con su hija,
Y para con su chiquita que sale de entre sus pies, y para con sus hijos que pariere; pues los comerá escondidamente, á falta de todo, en el cerco y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades.
Si no cuidares de poner por obra todas las palabras de aquesta ley que están escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y terrible, el Altísimo TU DIOS,
Y será que como el Altísimo se gozó sobre vosotros para haceros bien, y para multiplicaros, así se gozará el Altísimo sobre vosotros para arruinaros, y para destruiros; y seréis arrancados de sobre la tierra, á la cual entráis para poseerla.
Y el Altísimo te esparcirá por todos los pueblos, desde el un cabo de la tierra hasta el otro cabo de ella; y allí servirás á dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y á la piedra.
Y ni aun entre las mismas gentes descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; que allí te dará el Altísimo corazón temeroso, y caimiento de ojos, y tristeza de alma:
Por la mañana dirás: ¡Quién diera fuese la tarde! y á la tarde dirás: ¡Quién diera fuese la mañana! por el miedo de tu corazón con que estarás amedrentado, y por lo que verán tus ojos.
Y el Altísimo te hará tornar á Egipto en navíos por el camino del cual te ha dicho: Nunca más volveréis: y allí seréis vendidos á vuestros enemigos por esclavos y por esclavas, y no habrá quien os compre.
ESTAS son las palabras del pacto que el Altísimo mandó á Moisés concertara con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que concertó con ellos en Horeb.
Moisés pues llamó á todo Israel, y díjoles: Vosotros habéis visto todo lo que el Altísimo ha hecho delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto á Faraón y á todos sus siervos, y á toda su tierra:
Vosotros todos estáis hoy delante de el Altísimo vuestro Dios; vuestros príncipes de vuestras tribus, vuestros ancianos, y vuestros oficiales, todos los varones de Israel,
Para confirmarte hoy por su pueblo, y que él te sea á ti por Dios, de la manera que él te ha dicho, y como él juró á tus padres Abraham, Isaac, y Jacob.
Quizá habrá entre vosotros varón, ó mujer, ó familia, ó tribu, cuyo corazón se vuelva hoy de con el Altísimo nuestro Dios, por andar á servir á los dioses de aquellas gentes; quizá habrá en vosotros raíz que eche veneno y ajenjo;
Y sea que, cuando el tal oyere las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande según el pensamiento de mi corazón, para añadir la embriaguez á la sed:
el Altísimo no querrá perdonarle; antes humeará luego el furor de el Altísimo y su celo sobre el tal hombre, y asentaráse sobre él toda maldición escrita en este libro, y el Altísimo raerá su nombre de debajo del cielo:
Y dirá la generación venidera, vuestros hijos que vendrán después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquesta tierra, y sus enfermedades de que el Altísimo la hizo enfermar,
(Azufre y sal, abrasada toda su tierra: no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba ninguna, como en la subversión de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Seboim, que el Altísimo subvirtió en su furor y en su ira:)
Las cosas secretas pertenecen á el Altísimo nuestro Dios: mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos por siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
Y SERA que, cuando te sobrevinieren todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y volvieres á tu corazón en medio de todas las gentes á las cuales el Altísimo tu Dios te hubiere echado,
Y te convirtieres á el Altísimo tu Dios, y obedecieres á su voz conforme á todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,
el Altísimo también volverá tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y tornará á recogerte de todos los pueblos á los cuales te hubiere esparcido el Altísimo tu Dios.
Y circuncidará el Altísimo tu Dios tu corazón, y el corazón de tu simiente, para que ames á el Altísimo tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, á fin de que tú vivas.
Y hacerte ha el Altísimo tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien: porque el Altísimo volverá á gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres;
Cuando oyeres la voz de el Altísimo tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres á el Altísimo tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.
Ni está de la otra parte de la mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros la mar, para que nos lo traiga y nos lo represente, á fin de que lo cumplamos?
Porque yo te mando hoy que ames á el Altísimo tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos y sus estatutos y sus derechos, para que vivas y seas multiplicado, y el Altísimo tu Dios te bendiga en la tierra á la cual entras para poseerla.
A los cielos y la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición: escoge pues la vida, porque vivas tú y tu simiente:
Que ames á el Altísimo tu Dios, que oigas su voz, y te allegues á él; porque él es tu vida, y la longitud de tus días; á fin de que habites sobre la tierra que juró el Altísimo á tus padres Abraham, Isaac, y Jacob, que les había de dar.
el Altísimo tu Dios, él pasa delante de ti; él destruirá estas gentes de delante de ti, y las heredarás: Josué será el que pasará delante de ti, como el Altísimo ha dicho.
Y llamó Moisés á Josué, y díjole á vista de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo á la tierra que juró el Altísimo á sus padres que les había de dar, y tú se la harás heredar.
Cuando viniere todo Israel á presentarse delante de el Altísimo tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel á oídos de ellos.
Harás congregar el pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman á el Altísimo vuestro Dios, y cuiden de poner por obra todas las palabras de esta ley:
Y los hijos de ellos que no supieron oigan, y aprendan á temer á el Altísimo vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra, para ir á la cual pasáis el Jordán para poseerla.
Y el Altísimo dijo á Moisés: He aquí se han acercado tus días para que mueras: llama á Josué, y esperad en el tabernáculo del testimonio, y le mandaré. Fueron pues Moisés y Josué, y esperaron en el tabernáculo del testimonio.
Y el Altísimo dijo á Moisés: He aquí tú vas á dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va, en estando en medio de ella; y me dejará, é invalidará mi pacto que he concertado con él:
Y mi furor se encenderá contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán consumidos; y le hallarán muchos males y angustias, y dirá en aquel día: ¿No me han hallado estos males porque no está mi Dios en medio de mí?
Ahora, pues, escribíos este cántico, y enséñalo á los hijos de Israel: ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel.
Porque yo le introduciré en la tierra que juré á sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerá, y se hartará, y se engordará: y volveránse á dioses ajenos, y les servirán, y me enojarán, é invalidarán mi pacto.
Y será que cuando le vinieren muchos males y angustias, entonces responderá en su cara este cántico como testigo, pues no caerá en olvido de la boca de su linaje: porque yo conozco su ingenio, y lo que hace hoy antes que le introduzca en la tierra que juré.
Porque yo conozco tu rebelión, y tu cerviz dura: he aquí que aun viviendo yo hoy con vosotros, sois rebeldes á el Altísimo; y ¿cuánto más después que yo fuere muerto?
Congregad á mí todos los ancianos de vuestras tribus, y á vuestros oficiales, y hablaré en sus oídos estas palabras, y llamaré por testigos contra ellos los cielos y la tierra.
Porque yo sé que después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os aparteréis del camino que os he mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días, por haber hecho mal en ojos de el Altísimo, enojándole con la obra de vuestras manos.
Acuérdate de los tiempos antiguos; Considerad los años de generación y generación: Pregunta á tu padre, que él te declarará; A tus viejos, y ellos te dirán.
Cuando el Altísimo hizo heredar á las gentes, Cuando hizo dividir los hijos de los hombres, Estableció los términos de los pueblos Según el número de los hijos de Israel.
Manteca de vacas y leche de ovejas, Con grosura de corderos, Y carneros de Basán; también machos de cabrío, Con grosura de riñones de trigo: Y sangre de uva bebiste, vino puro.
Ellos me movieron á celos con lo que no es Dios; Hiciéronme ensañar con sus vanidades: Yo también los moveré á celos con un pueblo que no es pueblo, Con gente insensata los haré ensañar.
Consumidos serán de hambre, y comidos de fiebre ardiente Y de amarga pestilencia; Diente de bestias enviaré también sobre ellos, Con veneno de serpiente de la tierra.
Porque el Altísimo juzgará á su pueblo, Y por amor de sus siervos se arrepentirá, Cuando viere que la fuerza pereció, Y que no hay guardado, mas desamparado.
Y díjoles: Poned vuestro corazón á todas las palabras que yo os protesto hoy, para que las mandéis á vuestros hijos, y cuiden de poner por obra todas las palabras de esta ley.
Sube á este monte de Abarim, al monte Nebo, que está en la tierra de Moab, que está en derecho de Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad á los hijos de Israel;
Por cuanto prevaricasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de la rencilla de Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel.
Y dijo: el Altísimo vino de Sinaí, Y de Seir les esclareció; Resplandeció del monte de Parán, Y vino con diez mil santos: A su diestra la ley de fuego para ellos.
Y esta bendición para Judá. Dijo así: Oye, oh el Altísimo, la voz de Judá, Y llévalo á su pueblo; Sus manos le basten, Y tú seas ayuda contra sus enemigos.
El que dijo á su padre y á su madre: Nunca los vi: Ni conoció á sus hermanos, Ni conoció á sus hijos: Por lo cual ellos guardarán tus palabras, Y observarán tu pacto.
Bendice, oh el Altísimo, lo que hicieren, Y recibe con agrado la obra de sus manos: Hiere los lomos de sus enemigos, Y de los que le aborrecieren; para que nunca se levanten.
Y por los regalos de la tierra y su plenitud; Y la gracia del que habitó en la zarza Venga sobre la cabeza de José, Y sobre la mollera del apartado de sus hermanos.
El es aventajado como el primogénito de su toro, Y sus cuernos, cuernos de unicornio: Con ellos acorneará los pueblos juntos hasta los fines de la tierra: Y estos son los diez millares de Ephraim, Y estos los millares de Manasés.
Llamarán los pueblos al monte: Allí sacrificarán sacrificios de justicia: Por lo cual chuparán la abundancia de los mares, Y los tesoros escondidos de la arena.
Y él se ha provisto de la parte primera, Porque allí una porción del legislador fuéle reservada, Y vino en la delantera del pueblo; La justicia de el Altísimo ejecutará, Y sus juicios con Israel.
Bienaventurado tú, oh Israel, ¿Quién como tú, Pueblo salvo por el Altísimo, Escudo de tu socorro, Y espada de tu excelencia? Así que tus enemigos serán humillados, Y tú hollarás sobre sus alturas.
Y SUBIÓ Moisés de los campos de Moab al monte de Nebo, á la cumbre de Pisga, que está enfrente de Jericó: y mostróle el Altísimo toda la tierra de Galaad hasta Dan,
Y díjole el Altísimo: Esta es la tierra de que juré á Abraham, á Isaac, y á Jacob, diciendo: A tu simiente la daré. Hétela hecho ver con tus ojos, mas no pasarás allá.
Y Josué hijo de Nun fué lleno de espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él: y los hijos de Israel le obedecieron, é hicieron como el Altísimo mandó á Moisés.