| No interioriza, es decir, no está dispuesto a aceptar que hay algo más importante que su propia persona; no ve nada que trascienda su propio yo; por eso no se deja transformar, en fin, no sabe vivir en la dimensión de Dios. Se lanzará a buscar fuentes actuales o potenciales de aprobación y aceptación, de recompensas. No se convertirá nunca, a no ser que suceda un milagro. Es parecido a una pelota que está hecha para que jueguen con ella ¿De qué sirve que la pinten con hermosos colores si no está para lo que existe: para jugar? !Sencillamente no sirve! |