Experiencia pastoral de nuestros seminaristas MSC

Semana Santa en la Parroquia de Pauza-Lampa. 

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Marlon Ampuero Meléndez MSC   

 

Luis Flores Pinto MSC

 

Manuel Jesús Huamán López. MSC

 

Javier Vallejos Cruz. MSC

 

 

 

EXPERIENCIA PASTORAL SEMANA SANTA - MAYO DEL 2000

 (PAUZA-LAMPA)

 

 

Quiero empezar dando gracias a Dios por la gran experiencia que tuve durante la Semana Santa en la Parroquia de Pauza, específicamente en Lampa, cuyo pueblo está a una distancia de 26 horas en ómnibus desde Lima. Así pues, en esta Semana Santa viví una experiencia maravillosa porque tuve la oportunidad de conocer más de cerca las grandes riquezas de las costumbres  y  tradiciones religiosas que se conservan en estos pueblos tan alejados. Esta experiencia la pude vivir gracias a la invitación que nos hizo el P. Norberto Nikoli, párroco de la parroquia de Pauza, a nosotros los seminaristas Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús.

           

En primer lugar puedo decir, que nos acogieron de lo mejor, nos hicieron sentir como una verdadera familia; también la acogida de las hermanas que laboran en Lampa fue maravillosa; son religiosas que se dedican a tiempo completo a esta ardua labor. Me contagiaron su entusiasmo de trabajo, ya que para estas misioneras no hay distancia, ni lluvia ni calor o frío.

De mi trabajo misionero en Lampa puedo decir que ha sido algo maravilloso para mí, una experiencia que nunca olvidaré, como fue la  de celebrar la Palabra de Dios, de participar en las procesiones,  de visitar a las familias, especialmente a los ancianos y enfermos de los pueblos a las que se me envió. Todo esto, pues, me ayuda a valorar mi vocación a la vida religiosa y sacerdotal. Me he dado cuenta cuánta falta hacen los pastores en nuestros pueblos y he visto que uno sólo no se abastece para tanto trabajo en una extensa parroquia.

 

            El trabajo que he realizado en estos pueblos, tanto de Lampa como en San Sebastián y Colcabamba, me ha ayudado también a sensibilizarme un poco más al visitar estas familias en sus hogares, al conocer más de cerca la realidad en que viven. Me ayuda a valorar también la labor de los catequistas ya que ellos me han ayudado en todo, desde la organización en las celebraciones hasta en las traducciones del quechua al castellano. Uno se percata qué creo qué mérito tiene el trabajo que realiza el Padre Norberto con todo el equipo en  conjunto con los catequistas.

 

Algo que he podido apreciar y gustar es la conservación honda de sus hermosas tradiciones de estos pueblos tienen. Me refiero a las procesiones  fervorosas, la de-clavación de Jesús Crucificado que se realiza con mucho recogimiento y respeto. También valoro la participación colectiva de todas las autoridades, especialmente en Lampa donde participan todos con mucho entusiasmo en los actos religiosos.

           

Creo que similares experiencias tuvieron también mis demás hermanos que participaron en los otros pueblos de la Parroquia de Pauza en estas fiestas de Semana Santa.

Quiero reiterar mi agradecimiento al P. Norberto, a Eliseo y a las hermanas que nos acogieron con mucha amabilidad, y a todas las personas que nos apoyaron en esta linda misión.

 

Marlon Ampuero Meléndez MSC  

 

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EXPERIENCIA DE LA SEMANA SANTA

 

En respuesta a la invitación que nos hizo la Parroquia de Pauza, nosotros los religiosos en coordinación con el formador, el P. Rector Juan Carlos Vera Plasencia, aceptamos con mucho gusto la propuesta de intervenir en la pastoral de Semana Santa.

Es así que el 15 de abril, nos embarcamos con destino a Pauza, una de las provincias del departamento de Ayacucho en el sur del Perú.

Después de 28 de horas de viaje en un ómnibus interprovincial, por carreteras muy accidentadas, llegamos el día domingo 16 a nuestro destino - Pauza. Apenas bajamos del carro nos dimos cuenta que la procesión por Domingo de Ramos ya había iniciado. No había tiempo que perder; dejamos nuestro equipaje en la casa cural y enseguida nos fuimos a la Iglesia para participar en la Misa; . Notamos una gran concurrencia de los fieles, de las autoridades civiles y militares, cada uno con sus ramos de olivo. Antes de la bendición final el P. Norberto, Párroco del mencionado pueblo, nos dio la bienvenida y explicó a la gente la razón de nuestra presencia.

Luego nos acercamos a la casa cural con mucha expectativa para ponernos de acuerdo con el Párroco respecto a las visitas programadas. Decidimos formar tres grupos de dos seminaristas cada uno, Cada grupo escogió los lugares a visitar y a celebrar la Semana Santa.

Marlon y Paulino decidieron ir a Lampa y anexos, Manuel y Fredy optaron por quedarse en Pauza y lugares aledaños, Javier y un servidor acordamos ir a Incuyo. Después de haber conocido todo el terreno de parroquia nos invitaron almorzar. Compartimos la comida con un grupo de acólitos que estaba realizando una jornada.

Pasadas algunas horas los que estábamos destinados para ir a lncuyo salimos juntamente con el Párroco. Luego de dos horas de viaje en camioneta llegamos a dicho pueblo donde las hermanas mejicanas Misioneras Eucarísticas de María Inmaculada tienen su casa. Desde ahí atenderíamos a los pueblos aledaños.

Algo sorprendente y un poco preocupante fue la baja temperatura. Es que nos encontramos a 4000 metros sobre el nivel del mar.

Al día siguiente, después de un buen desayuno y tiritando de frío nos reunimos con las hermanas para coordinar respecto a la visita de los anexos de lncuyo. Nos propusieron que vayamos a  8 pueblos. Pero por la distancia de un pueblo a otro nos obligó a separamos: Así cada uno se responsabilizó de cuatro pueblos cada uno.

Al mediodía del lunes emprendí el camino con destino a los lugares que me tocaban visitar; a lo largo del recorrido crucé valles, cerros y ríos, disfruté de la tranquilidad de la naturaleza; me sentía en paz y sin preocupaciones, el camino no se me hacía pesado a pesar de que había mucha subida. Gran parte de las tierras están cubiertas de una vegetación extraordinaria, veía cómo los animales de los habitantes se alimentaban de los pastizales, muchos de los sembríos estaban en pleno crecimiento y en algunos lugares la cosecha de papa estaba ya comenzando.

Por otro lado, los cinco días que estuve en los diferentes pueblos, un día en cada lugar, ha sido algo maravilloso porque durante el tiempo de formación que llevo en el seminario nunca había pasado la Semana Santa con la gente del campo que manifiesta su fe de manera sencilla. Son de una religiosidad popular increíble, esto lo podía notar en las celebraciones de Palabra y en las procesiones. Además, percibí la necesidad que tienen de ser evangelizados, la sed de Dios es tremenda; es por ello que cuando hay celebraciones litúrgicas, hacen todo lo posible para estar presentes, sin importar la distancia. Aunque se haga noche la oscuridad no es  obstáculo para quedarse y escuchar el mensaje de la Buena Nueva. En este sentido, todo aquel que lleva la Palabra de Dios a esos pueblos es bien acogido, pero lamentablemente la visita que ellos reciben de un catequista o de una hermana es esporádica debido a que no hay personal suficiente como para visitar a tantos anexos. Vea unas fotografías.

Finalmente puedo decir con toda sinceridad que una experiencia de esa naturaleza me ha ayudado mucho para valorar mi vocación que se quiere ser entrega y servicio. He aprendido cosas muy buenas de la gente con quienes compartí como por ejemplo: la esperanza, la confianza plena en el Señor, la tranquilidad, el cariño, la sencillez, la familiaridad y la acogida, como valores fundamentales, puestos en práctica de manera extraordinaria.

 

 

Fr. Luis Flores Pinto MSC.

 

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EXPERIENCIA PASTORAL DE SEMANA SANTA 2000.

 

La semana santa de este año la pasé en los pueblos de la sierra de mi querido Perú, específicamente en los lugares de Oyolo y Corcuya ubicados en la zona sur del departamento de Ayacucho.

En primer lugar agradezco la gentil invitación que nos hizo el Padre Norberto NIKOLAI, por intermedio de su servidor eclesial, el hermano Eliseo, para acompañemos a la gente en esos pueblos durante la Semana Santa.

Llegamos a la Parroquia de Pauza, donde es Párroco el P. Norberto. Era Domingo de Ramos. Participamos en dicha celebración. Luego el P. Norberto nos dio la bien venida. Por sorteo fuimos designados de dos en dos para acudir a los distintos pueblos pertenecientes a dicha parroquia. A mí me toco ir a los pueblos de Oyolo y Corcuya junto con Fredy también seminarista, el Hno. Eliseo y un joven de Lima llamado Jorge.

El día martes comenzamos la caminata a las 9:00 AM. Llegamos a Oyolo a las 2 de la tarde donde no fuimos muy bien acogidos debido a que no nos esperaban. Ese mismo día a las 7 de la noche tuvimos la Celebración de la Palabra. Sólo asistieron alrededor de 30 personas con las que celebramos y compartimos la Palabra de Dios.

El día miércoles después de tomar desayuno partimos hacia Corcuya ubicado a unos 3500 metros sobre el nivel del mar donde nos quedaríamos  los demás días. Después de haber caminado como 6 horas llegamos muy cansados y hambrientos. La gente nos acogió muy bien; nos dieron de comer, nos mostraron su iglesia. Notamos que los pobladores estaban preparando la fiesta armando las andas tanto para el Señor de la Caída como para la Virgen María. Esa noche saldrían en procesión. Todo estaba muy bien organizado por el catequista que vive allí. A las 7 de la noche rezamos el Santo Rosario como es costumbre, luego salimos en procesión. Me impactó muchísimo ya que nunca había participado de estas procesiones andinas que yo considero muy impresionantes. Se entonan cantos religiosos en castellano y en quechua. También las oraciones se rezan en los dos idiomas.

El día jueves la fiesta continuaba. A las 8 de la mañana los varones se dedicaron a limpiar la iglesia, desempolvar los ornamentos sagrados y sacarlos al sol, mientras las mujeres hacían la comida en ollas comunes. Por la noche de nuevo hubo procesión como el día anterior.

Durante el día viernes todos mantenían silencio, nadie se reía ni sonaba música alguna. Junto al altar de la iglesia habían armado una cruz pesada con el Señor crucificado. Por la noche rezamos el Santo Rosario al igual que los otros días. En este día tuvo lugar  la de-clavación del Señor. Era Viernes de Dolor. La gente se reunió en la iglesia desde las 8 y después de la Celebración de la Palabra se hizo un silencio profundo. Todos se arrodillaron. Entraron 9 hombres vestidos de blanco todos en silencio, excepto uno que tocaba una campanita muy Pauzadamente. Se acercaron al altar. Dos de ellos subieron por escaleras a la altura de la cruz. Se encargaban de bajar las reliquias del Señor. Empezaron con la corona de espinas y se la dieron a los de abajo. Estos la acogieron con mucho respeto y veneración y lo presentaban al pueblo. Así hicieron con  las demás reliquias. Lo que más impacto me causó fue lo siguiente. Cuando soltaron la cabeza de Jesús que estaba atada a la cruz vi muy claradamente el rostro desfigurado del Señor. Parecía uno de esos hombres maltratados a  capricho de los que abusan de su poder y fuerza.. Todos estaban llorando. El Cristo de la cruz es nuestro Dios. Así lo hemos tratado nosotros; por mi mejilla rodaron unas lagrimas. La gente estaba llorando abiertamente. A final bajaron a Jesús de la cruz y  lo depositaron en una caja. Luego lo llevaron en procesión que  duró  hasta la 12 de la medianoche.

En conclusión, durante esta semana aprendí a tratar al Señor con mayor respeto y veneración. Se fortaleció mi vocación gracias a los habitantes de Corcuya y Oyolo quienes me  enseñaron con su ejemplo y su fe, "Cristo es el mismo ayer hoy y siempre".

Al otro día regresamos a la parroquia y luego al seminario de Lima donde seguimos nuestros estudios. GRACIAS A DIOS todo fue óptimo y positivo.

 

 

Manuel Jesús Huamán López. MSC.

 

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VIVIR LA SEMANA SANTA EN LOS PUEBLOS DE INCUYO (LACAYA, PUCHICA,

HUAYLLASHCHA, COLLAHUACHO Y SAN ANTONIO) SÍ ES POSIBLE.

 

Si quieres pasar la semana Santa con ayuno y abstinencia, muy lleno de oración y cargando la Cruz junto a Jesús te recomiendo ir por estos pueblos olvidados por las autoridades, pero muy presentes para Dios. Te cuento mi experiencia tal vez no refleja  toda la realidad. Lo mejor es siempre una visita personal.

La vida nos hace vivir cada día nuevas experiencias. Vivir la Semana Santa fuera del seminario este año ha sido muy novedoso. No anticipé todo lo que he vivido, Pues cada pueblo que me tocó visitar tenía una riqueza espiritual muy grande y muy diferente. Hay hambre de Dios, Son lugares donde se puede palpar el corazón traspasado de Cristo. Es ahí donde se reconoce y se oye claramente la voz de Dios, Hay una necesidad muy grande de sacerdotes, religioso/as o de cualquier persona que les haga presente la Palabra, de Dios. Hay una fe impregnada en toda la gente, aunque es muy notable en todos un temor a un Dios castigador y vengador de sus pecados.

 

Para mí ha sido una experiencia inolvidable. Mi presencia en esas comunidades alegró a mucha gente. Me he sentido como en familia, Las autoridades y los catequistas se preocuparon por recibirme y atenderme, No me sentía  como un extraño, en la gente se siente un cierto temor a los desconocidos porque no han superado todavía el temor al terrorismo, todos cuentan acerca de cómo vivieron en esos tiempos y muchos se ponen a llorar porque han perdido a sus hijos y familiares; de verdad es muy triste todo lo que les ha tocado vivir. Confían mucho en alguien que sigue la vida sacerdotal y en todos aquellos que llevan el mensaje de Cristo.

 

En todos estos pueblos la participación de la gente en los actos litúrgicos ha sido casi total, algunos no se encontraban porque habían salido a otros lugares por diversos motivos; sin embargo, la presencia de aquellos que tuvieron la oportunidad de estar en las celebraciones es suficiente garantía que están muy preocupados por la fe, buscan de una u otra forma a Dios; Es por ello que la visita de alguien que les hable del Señor les significa mucho, sacan tiempo para asistir a los actos litúrgicos y vienen de donde sea.

 

Con respecto a la alimentación y hospedaje tuve alguna dificultad pero fue un problema mínimo, me han dado lo que tenían, con buena voluntad, la temperatura sí que me chocó un poco, también la caminata y el silencio de los pueblos durante el día me extrañó ya que se van todos a cuidar su ganado y vuelven por la noche, No me gustó mucho el esperar tanto ya que no son puntuales a la hora indicada, eso me hizo entender que no estoy en el seminario con un horario establecido, sino que es otra realidad muy diferente, traté de adecuarme y lo pasé bien.

Pastoralmente no sólo me dediqué a las celebraciones litúrgicas sino que también hicimos procesiones, vía crucis, procesiones, visitas a los cementerios, en San Antonio inauguramos la carretera, etc., Realmente respondieron y eso me alegró mucho.

Todo lo que aprendí y conocí en estos pueblos, son historias que siempre contaré, me han ayudado bastante para aquilatar mi vocación y preocuparme de mi crecimiento espiritual ya que en esos días oré mucho y  viví una semana Santa excelente.

 

Bendito sea Dios por permitirme vivir estas nuevas experiencias en este año, he sentido que él estaba muy cerca de mi y no temía a nada, Es todo lo que quería compartir con Uds. iQue viva Jesucristo!

 

 

En el corazón de Jesús.

Javier Vallejos Cruz. MSC.

 

 

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